El Hada de Loto

Reía a carcajadas de solo ver a la pequeña hada sonreír cuando él abría y cerraba los ojos intermitentemente para luego hacer una mueca con su boca. Le encantaban los bebés porque nunca se fijaban en la apariencia de los demás, solo veían el alma.

Lloraba y temblaba de frío cuando la encontró flotando sobre uno de los lotos sagrados de flores rosadas que arrastraban la corriente, pero después de un rato en sus brazos, la pequeña hada comenzó a brillar.

–¿Qué crees que estás haciendo? – una voz lo alteró y por poco la bebé se le resbala de las manos.

–Yoo … – alcanzó a balbucear.

– ¡Devuélvela! Es un hada del agua y tú eres …

– ¿Y yo soy …?

El hada se quedó mirándolo por un rato sin responder.

– Mi nombre es Odo – le tendió la mano, pero el hada parecía estática, asustada y dio un paso hacia atrás.

Al darse cuenta, le cedió a la criatura para que se tranquilizara.

– Gracias, soy …

Pero nunca alcanzó a escuchar su nombre porque del bosque resurgieron más hadas del agua que lo cercaron. Así que hizo lo que mejor sabía hacer cuando estaban en peligro: Desaparecer.

Todos los derechos reservados. Obra protegida por derechos de autor. 2021. Fernanda Maradei

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